¿Qué es la toxina botulínica?

Cuando se inyecta en la piel, la toxina botulínica bloquea temporalmente las señales nerviosas que controlan los músculos faciales, lo que provoca una relajación muscular y suaviza la apariencia de las arrugas. 

Es un tratamiento seguro y efectivo para corregir arrugas dinámicas, que son aquellas que se forman por la contracción muscular repetitiva, como las líneas de la frente, las patas de gallo y las líneas entre las cejas. Además, también se utiliza en dermatología para tratar otras afecciones, como la hiperhidrosis (exceso de sudoración) y el bruxismo (rechinar los dientes). 

Es importante que el tratamiento sea realizado por un profesional capacitado y que se sigan todas las instrucciones post-tratamiento para evitar complicaciones.

Hay muchos mitos alrededor de su uso y quiero aclararles los más frecuentes:

1. Es una toxina derivada de una bacteria, pero que no hace daño a nuestro organismo
2. Se usa para bloquear de forma SELECTIVA algunos músculos de la cara, pero también tiene uso en otros lugares del cuerpo
3. Debe ser aplicada por especialistas ENTRENADOS que conocen perfectamente la anatomía del lugar en el que lo aplican
4. Tiene un efecto transitorio, que dura entre 4-6 meses, por eso hay que REAPLICARLA, no dura toda la vida
5. Funciona para mejorar arrugas dinámicas (las que aparecen con la expresión facial)
6. Se usa con mayor frecuencia para mejorar las arrugas de la frente, el entrecejo y las “patas de gallina”
7. Funciona como procedimiento preventivo de envejecimiento cuando se inicia su aplicación desde los 25-30 años
8. Es mi procedimiento estético favorito y lo uso desde los 28 años.